Finalización bloques consolidación 1, 2 y 3

Tras otro mes hospitalizada recibiendo quimioterapia me siento más tranquila. Esto nunca será un proceso sencillo, ni física ni mentalmente. Se requiere una paciencia infinita y una seguridad mental impresionante para que no existan bajones anímicos. Esta carrera es desbordante y llena de piedras en el camino. No sé cómo voy a amanecer al día siguiente, no sé cómo me voy a sentir, no sé qué voy a pensar. Sin embargo, todos estos procesos son absolutamente normales y quizá necesarios. Sentir miedo, ansiedad, felicidad, tristeza, desesperanza, motivación, tranquilidad, desesperación... Todo es válido, nadie puede decirle a los pacientes con cáncer que no deben sentirse así porque entonces no están entendiendo la batalla mental que nos acompaña. No está mal desfogarse a veces, eso no va hacer que el tratamiento empeore o mejore, pero va permitir canalizar las emociones. 

Durante este mes hubo días insoportables en donde las plantas de las manos y de los pies me rascaban intensamente, parecía que rascarme no ayudaba en nada. Tuve momentos de desesperación y tristeza profunda, sobretodo con mi amigo el metrotexato, una de las quimios intravenosas de un color amarillo intenso que al entrar en el cuerpo parece succionar toda la vitalidad que posee; el cansancio se apodera de uno y una sensación de quemazón interna se siente levemente. Es una tortura silenciosa, sin dolor intenso, más bien es algo indescriptible. Es horrible, creo que odio más el metrotexato que la intratecal, al menos la intratecal me deja inactiva por unas 3 o 4 horas, pero el metrotexato me asalta por al menos 3 días. No me permite comer, no me permite pararme, no me permite soñar, solo sentir hambre, miedo, cansancio y hasta rabia. Lo odio.

Por otro lado, cuando estoy bien físicamente, me siento inútil, como si estuviera perdiendo el tiempo. Entonces, trato de sentarme a estudiar un rato y me disperso o me canso muy rápido. Mi concentración se disipa. Parece que para lo único que soy útil es para escribir, dejarme llevar por los pensamientos y escribir, o distraer mi mente en películas, vídeos y libros. Nada que necesite pensar mucho para entender. Eso no me gusta, creo que toda mi vida he hecho mil cosas al tiempo: deporte, estudio, ocio, relaciones afectivas, etc. Amo aprender cosas nuevas, dejar de ser tan ignorante o ignorar menos. Ahora que estoy en la casa me es más fácil, pero cuando estoy en el hospital no me dan ganas de nada la mayoría de los días. Tengo días fervientes de actividad donde leo, escribo, estudio y hasta bailo, pero por lo general en ese pequeño cuarto blanco me dedico a observar largamente el celular, sin que realmente me aporte algo nuevo, o a dormir. 

Tengo que aprender a vivir con esta nueva realidad, ya que todavía falta camino por recorrer. Muy pronto se viene la segunda consolidación y luego el trasplante de médula ósea. La idea de estos días en casa es descansar aunque suene absurdo. Allá no se duerme igual, te despiertan a tomarte los signos, la temperatura y los laboratorios. La comida también es importante, allá es lo que toca, aquí es lo que decido, lo que quiero, lo que tengo apetito, lo que me gusta. La tranquilidad del día también es impactante, aunque la mayoría de veces estoy sola, se alcanza escucha lo que pasa afuera de la habitación y de todos modos uno termina siguiendo los tiempos del hospital: la hora de bañarse, de comer, de despertarse, de todo. Hay días, sobretodo los días en que uno está más afectado por las quimios en donde entran con mucho cuidado y te dejan dormir todo lo que quieres. No obstante, nunca va a ser igual a la sensación que da estar en casa.

 
Afortunadamente, voy marchando bien. La médula ósea salió sin rastro de células malignas y el líquido cefalorraquídeo mostró algo que no le gustó mucho a mi doctor de cabecera, sin embargo no dijo que fueran células cancerígenas, solo me comentó que comenzando la siguiente hospitalización me tendrían que hacer otra intratecal. Espero que no sea nada comprometedor, más bien un falso positivo. De todos modos, todavía falta camino por recorrer, una vez termine este ciclo me tendré que preparar para el trasplante de médula ósea. Trato de recordarme que el día a día es lo valioso y lo importante del proceso. Claramente no es sencillo.

Comentarios

  1. Las reflexiones que has hecho hasta ahora respecto a tu viaje te darán la fuerza para seguir adelante. Estamos contigo y orgullosos de la templanza que nos enseñas día a día.

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  2. Dani. te mando mucha buena energía. Dios solo le pone en el camino a uno las cosas que sabe y confía podemos superar. Tienes un gran sistema de apoyo, amalos y dejate amar de la misma forma. Cada uno lleva las cosas lo mejor que puede y estoy segura que estas en el pensamiento y oraciones de todos (incluyéndome). vas a salir fortalecida! vas a ver! un abrazo grande!

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    1. Muchas gracias, aunque no sé quién eres. Me aparece anónimo.

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