Tiempo en casa
Cuando estaba en neutropenia (neutros o células de defensa por debajo de 500) me era muy difícil alimentarme. La boca se llenó de lesiones por dentro y por fuera, la lengua y los labios eran los más afectados, a pesar de que las encías también molestaban a veces. Cuando tuve déficit de plaquetas sangraba un poco casi todos los días por mi vagina. Con las punciones lumbares y las intratecales (quimioterapia dentro del líquido cefalorraquídeo) tenía dolor de cabeza al pararme o a veces incluso al mantenerme sentada. Cuando salí del hospital no pensé que podría llegar hasta la puerta del carro caminando, tenía mis dudas sobre si mi cuerpo aguantaría tanto, ya había pasado dos meses y medio acostada en una cama casi que tiempo completo, mi cuerpo había experimentado diferentes tipos de dolores y había perdido casi 12 kilogramos de peso. Sin embargo, lo logré, llegué con cierta dificultad al carro, pero lo logré y luego llegué a casa a darme un baño refrescante que me hiciera olvidar los últimas semanas, los últimos meses. Me costó conciliar el sueño, aún me cuesta un poco, todas las noches durante el último mes me habían dado medicación para dormir y como permanecía muy cansada también descansaba en las tardes.
Llegar a casa fue una renovación completa y por eso me molesté tanto cuando hice alergia a alguno de los antibióticos que me habían enviado. Necesitaba un descanso y la alergia me hacía sentir incómoda, me picaba el cuerpo y sentía mi cara hinchada y caliente. No tenía el ánimo para pararme de la cama de nuevo y definitivamente no quería sentirme así, quería poder pararme, quería poder comer algo delicioso, ya estaba cansada de la comida del hospital y parecía que todo estaba truncado por una alergia. Finalmente, se calmó a los 3 días y ahí comencé con las recomendaciones: ejercicio y alimentación.
La meta de estás dos semanas de descanso es subir de peso y ganar masa muscular. Los huesos de mi cadera y de mi espalda tallaban incluso en la cama, tenía que poner almohadas bajo ellos para que no hicieran presión en mi piel y no me maltrataran. Nunca había sido tan delgada, nunca había visto mi piel pegada a mis huesos, nunca me había sentido tan débil. He sido deportista toda mi vida y he tenido periodos de inactividad en donde mi masa muscular desciende, pero esto, esto era otra cosa. Me veía y aún me veo y siento que no soy yo, que quien se refleja en el espejo es alguien más. Verme tan diferente me ha impulsado a hacer ejercicio con más fervor y a comer con más ánimo. Hace dos semanas pesaba 41.6 kg y ayer, una semana después de empezar a hacer ejercicio, 44.5 kg. Mi meta fue llegar a 45 kg para el domingo, un día antes de comenzar la fase de consolidación. Creo que lo voy a lograr, incluso que puedo superarlo. Mi peso normal es de 53 kg cuando no estoy haciendo ejercicio. Veo los cambios en mi cuerpo y siento que cada vez estoy más próxima a ser yo.
Me asusta un poco regresar al hospital, no pensé que eso pudiera pasar, pero ahora que me siento tan bien y me estoy recuperando, no dejo de pensar en que las quimioterapias me pueden volver a afectar, en que no quiero sentir más dolor. Es extraño, cuando estaba hospitalizada parecía que el dolor no importaba, dejaba que pasaran las cosas que tenían que pasar y me resignaba a lo que tuvieran que hacerme. Ahora, en la comodidad de mi hogar, todo eso que viví parece un espejismo que no quiero repetir, y regresar es como revivir el dolor físico y mental que el tratamiento conlleva... Sé que son solo 3 días en donde estaré hospitalizada, eso no me molesta tanto, eso no es motivo de temor, temo a los efectos secundarios de las quimioterapias cuando después de dos meses y medio no hay fiebre, no hay dolor, no hay falta de apetito...
Soy consciente de que no hay otra alternativa, de que mi única opción es seguir luchando como hasta ahora lo he hecho. No hay caminos cortos, no hay una decisión real que tomar. Eso es un poco temeroso, saber que tu única opción es sentir dolor y miedo para que en un futuro estés bien. Las personas que salen victoriosas, aquellas que vencen el cáncer, en verdad son muy valientes y las admiro. El proceso no es sencillo, pero es superable. Estoy preparándome mentalmente para lo que se viene, ya que físicamente estoy mucho mejor. Y lo que viene es una etapa de dos meses con hospitalizaciones de tres días cada quince días. Los médicos quieren hacerme el trasplante de médula ósea, pero aún no sé cuándo será; si terminando el primer mes o terminando el segundo. Afortunadamente, aunque suene un poco fuerte, el trasplante es como una transfusión de sangre, lo verdaderamente complicado viene después, que mi cuerpo la acepte y la acepte bien. Por el momento, la única preocupación que debería tener es la del día. Seguir aferrándome al presente sin cuestionar el futuro, que como he dicho es incierto. Es más difícil de lo que escribo aquí, supongo que preocuparnos por el futuro es algo que hemos hecho siempre, trabajamos el presente para que nuestro futuro sea más o menos como queremos, aunque sepamos que no sabemos que va a pasar, entonces dimensionamos diferentes posibilidades de lo que puede suceder y ahí es donde nos atemorizamos. Sigo trabajando mentalmente para que mi mente no se deje distraer por las incertidumbres del futuro y se concentre en el presente.
Dani.
Adelante amor, solo hay un camino que tomar y es hacia3una recuperación completa. Te amo muchísimo! Sabes que tienes todo mi apoyo 🥰
ResponderBorrarEspero que me acompañes todo el camino y más.
BorrarCada etapa nueva trae incertidumbre que asumiras como lo has hecho hasta ahora, fuerza Nani!!seguir el camino con buena actitud.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarNena, el temor es normal, pero tú mente cada vez es más fuerte, sigue con esa disciplina admirable, con tu actitud positiva, el tiempo irá pasando y la meta se cumplirá, tú estás sana, piensa en eso todos los días. Te quiero.
ResponderBorrar