El comienzo

Desde que comenzaron mis síntomas todo fue muy extraño: fiebre prolongada de origen desconocido, diarrea y tos seca. Jamás pensé que el diagnóstico fuera tan complicado. Me hospitalizaron en el Hospital de La Mesa el 19 de enero de 2020 para realizarme exámenes, los cuales salían bien, aunque mis síntomas no cedían. Allí pensaron que tenía una neumonía atípica y me dieron antibiótico. Luego, me remitieron a la Clínica Palermo, ya que el especialista lo consideró lo más apropiado para que me pudieran seguir analizando, allí me repitieron exámenes y me hicieron unos nuevos, pero todo continuaba saliendo bien. Además, me aplicaron un medicamento que alivió mi fiebre por casi tres días. Así pues, los médicos internistas decidieron darme de alta con un diagnóstico de una infección viral, yo estaba feliz porque descansaría en mi casa y ¡Oh sorpresa! La fiebre continuó.

Por lo anterior, pedimos una cita particular con un infectólogo, el cual creyó que mi cuadro clínico correspondía a una fiebre tifoidea, sobretodo porque había comenzado a presentar marcas rojizas alrededor de la cara, lo que se conoce como rash. Con este nuevo diagnóstico recibí antibióticos orales, los cuales no soporté. De esta manera, regresamos a la Clínica Palermo, donde finalmente me hospitalizaron. Me revisaron cada parte de mi organismo, todos los exámenes que podían hacer los hicieron, pero, (siempre hay un pero en las historias), la clínica no tiene hematólogo, y para hacer la última prueba que faltaba, muestra y biopsia de médula ósea, se necesitaba de uno. Logramos un traslado redondo -logramos es mucho decir, mi mamá hizo todo- que salió para el Instituto Nacional de Cancerología y por fin salió el examen. 

Con esto ya pensábamos que se iba a confirmar el diagnóstico de la fiebre tifoidea e iba a iniciar tratamiento, tras dos semanas sin recibir nada en la Clínica Palermo.... y no fue así. La muestra fue insuficiente, pero veían unas células anormales, por lo que el Instituto Nacional de Cancerología, por medio del hematólogo estrella, el Dr. Enciso, pidió mi remisión para una segunda prueba de médula ósea. 

Y bueno, finalmente aquí en el Instituto Nacional de Cancerología, luego de la segunda muestra y biopsia de médula ósea se confirmó el diagnóstico. Un diagnóstico extraño, aunque todo lo que pasó fue extraño, y así la fiebre ya no es de origen desconocido sino tumoral.

Tengo Leucemia Linfoide Aguda y quiero compartir mi experiencia. 

Reflexión final: Ante las malas noticias buena actitud y pensamientos positivos.